Aunque la mayoría de títulos mundiales de fútbol se los han llevado las selecciones latinoamericanas, como Brasil, Uruguay o Argentina, el deporte rey nació en Europa, concretamente en Gran Bretaña, donde era un interesante entretenimiento para las clases altas, y luego también para las humildes. Los primeros clubes de fútbol eran la extensión de los clubes de caballeros británicos, que disfrutaban poniéndose en calzones y saliendo a jugar detrás de una pelota. Cuando el fútbol llega a Latinoamérica, a través de Uruguay y Argentina sobre todo, el deporte cambia para siempre. A día de hoy, pocos dudan en aludir a los mejores jugadores de la historia entre argentinos y brasileños. Y en estos países es donde también se ha desarrollado una alternativa realmente curiosa y disfrutable al deporte rey: el fútbol playa.
Si en Gran Bretaña se aprovechaban los campos de césped verde perenne, en Brasil se decidió sacarle partido a uno de sus lugares más icónicos, la arena de la playa. No es sencillo controlar el balón en una superficie como esta, pero los brasileños, apasionados siempre del toque y de la calidad, entendieron que podían sacarle mucho provecho a esta alternativa, y jugar en un rectángulo de arena, con dos porterías y en un espacio más reducido, parecido al del fútbol sala o futbol de interior. Así es como nace el fútbol playa, en las playas de Brasil, desde donde se expande al resto del mundo. Hoy por hoy, podemos encontrar campeonatos oficiales y amateurs de este deporte en cualquier país con litoral, y es que el éxito del fútbol playa se basa en su sencillez y en su espectacularidad, así como en lo divertido que es practicarlo.
Qué es el fútbol playa
Hablamos de fútbol playa al referirnos a una alternativa al fútbol o balompié, creada en Brasil hace décadas, y que se juega en un rectángulo de dimensiones reducidas, mucho menores a las de un campo de fútbol, sobre arena en lugar de sobre césped. Los equipos también son más pequeños, de cinco jugadores incluyendo al portero, aunque la dinámica es la misma. El equipo debe tratar de marcar goles en la portería del rival, y evitar que el rival los marque en la suya. Se permite el juego aéreo, aunque no hay córners ni saques de banda como en el fútbol once. Las reglas, como veremos ahora, son muy parecidas, ya que también encontramos faltas y amonestaciones, aunque no hay fueras de juego, algo que también ocurre en el fútbol sala, de donde se toman muchas reglas para adaptarlas al tamaño del terreno de juego.
¿Cómo se juega? Las reglas del juego
Aunque el fútbol playa tiene ya varias décadas de historia, lo cierto es que su reglamentación, la necesaria para otorgarle oficialidad, no llegó hasta principios de los 90, cuando se jugó un torneo piloto en Estados Unidos. A partir de ahí, el reglamento se ha ido ajustando en pequeñas modificaciones, pero básicamente se ha mantenido en sus bases. Por ejemplo, el terreno de juego tiene que ser un rectángulo de 35 x 26 metros como mínimo, o 37 x 28 metros como máximo. La profundidad de la arena también se ha hecho oficial, y debe haber al menos 40 cms de profundidad en todo el terreno, que será debidamente aplanado antes del encuentro. Las porterías tienen dimensiones parecidas a las de fútbol sala, de 5,5 x 2,5 metros.
Se juega con una pelota esférica algo más blanda que el balón de fútbol original, al estar los jugadores habitualmente descalzos. Los equipos se forman con cinco jugadores incluyendo al portero, que puede salir de su área y convertirse en un quinto jugador de campo. Se pueden realizar todos los cambios que se deseen, teniendo a cinco suplentes siempre en el banquillo. La duración del partido será de 36 minutos en total, repartidos en tres tiempos de doce minutos cada uno. Por las reducidas dimensiones del terreno, no hay saques de esquina, ni de banda, ni fueras de juego. Sí que hay faltas, que son sancionadas con amonestaciones, con tarjeta amarilla si es leve, azul para sacar al jugar durante dos minutos, y con roja para expulsarle definitivamente. Como en el fútbol primigenio, gana el equipo que más goles marque en el tiempo reglamentario.
Consejos para practicarlo
Una vez ya conocemos el reglamento y un poco de la historia de esta disciplina deportiva, podemos centrarnos en practicarlo. Habrá quien piense que cualquiera que destaque en el fútbol, o incluso en el fútbol sala, puede ser un buen jugador de fútbol playa. Y sin embargo, las diferencias importantes entre ambas alternativas, sobre todo en el terreno de juego, hacen que al principio cueste acostumbrarse bastante a este tipo de juego. El control sobre el balón es mucho menos estable, y las jugadas deben ser mucho más rápidas. Se buscan más los regates, las jugadas eléctricas, sin tanta posesión, así que tener un buen toque será providencial para destacar en el fútbol playa. Tanto en ataque como en defensa debemos saber cubrir muy bien las zonas del terreno de juego, así que la estrategia, aunque no lo parezca, también será importante.
Debemos estar acostumbrados también a caer sobre arena, porque es un deporte en el que puede haber bastante contacto, o simplemente los propios lances del juego nos harán caer al suelo, y no hablamos solo de los porteros. Los jugadores de campo deben saber cómo caer sin dañarse, y estar acostumbrados a los arañazos de la arena. Al no haber fuera de banda, el terreno de juego suele estar cercado, y las paredes nos pueden servir de ayuda para realizar algunas jugadas interesantes, como un recurso más. Saber proteger el balón también suele ser una buena cualidad para jugar al fútbol playa, porque habrá instantes en los que tendremos que defenderlo de los rivales, mientras nuestros compañeros se desmarcan.
Uno de los deportes más practicados en Brasil
Brasil es la cuna de esta alternativa al fútbol once, y es uno de los países donde el fútbol playa se ha convertido en auténtica devoción. De hecho, muchos profesionales del fútbol empiezan jugando al fútbol playa en sus ciudades. Así consiguen mayor fuerza en las piernas y mayor control. Brasil se ha convertido también en una de las selecciones más potentes dentro de este deporte, consiguiendo catorce de los veinte campeonatos mundiales disputados hasta la fecha, lo que da buena cuenta del potencial tan imponente que tiene la canarinha también sobre la arena.