Aunque la mayoría de títulos mundiales de fútbol se los han llevado las selecciones latinoamericanas, como Brasil, Uruguay o Argentina, el deporte rey nació en Europa, concretamente en Gran Bretaña, donde era un interesante entretenimiento para las clases altas, y luego también para las humildes. Los primeros clubes de fútbol eran la extensión de los clubes de caballeros británicos, que disfrutaban poniéndose en calzones y saliendo a jugar detrás de una pelota. Cuando el fútbol llega a Latinoamérica, a través de Uruguay y Argentina sobre todo, el deporte cambia para siempre. A día de hoy, pocos dudan en aludir a los mejores jugadores de la historia entre argentinos y brasileños. Y en estos países es donde también se ha desarrollado una alternativa realmente curiosa y disfrutable al deporte rey: el fútbol playa.
Si en Gran Bretaña se aprovechaban los campos de césped verde perenne, en Brasil se decidió sacarle partido a uno de sus lugares más icónicos, la arena de la playa. No es sencillo controlar el balón en una superficie como esta, pero los brasileños, apasionados siempre del toque y de la calidad, entendieron que podían sacarle mucho provecho a esta alternativa, y jugar en un rectángulo de arena, con dos porterías y en un espacio más reducido, parecido al del fútbol sala o futbol de interior. Así es como nace el fútbol playa, en las playas de Brasil, desde donde se expande al resto del mundo. Hoy por hoy, podemos encontrar campeonatos oficiales y amateurs de este deporte en cualquier país con litoral, y es que el éxito del fútbol playa se basa en su sencillez y en su espectacularidad, así como en lo divertido que es practicarlo.